domingo, 20 de julio de 2008

¡Ojo! con las liberaciones...

...pueden tener sus riesgos.

Tal vez nunca como hoy en día hemos hablado, escrito y discutido tanto de liberaciones. Se supone que para hablar de liberación, debemos estar dentro de un contexto de opresión.

Asi, hoy tenemos incontables movimientos liberadores ó libertadores. Por ej., las feminas que se revelan y quieren liberarse de un hipotético machismo, que segun dicen y re-dicen, las ha oprimido desde los albores mismo de la humanidad, y no les ha permitido hasta ahora, realizarse total y autenticamente.

Alguna mujeres, pareciera que han llevado sus acciones demasiado lejos, por lo menos asi lo entendió un odontólogo que vivía en La Plata, Pcia.de Bs.Aires, Rep. Argentina, junto con su mujer, dos hijas y su suegra. Hace unos dieciseis años atrás, el citado, cansado ya de los menosprecios, agresiones y vejaciones a que era expuesto por aquellas mujeres, supuestamente liberadas, un día cambió el torno por la escopeta, y ¡las "emplomó" a la cuatro!

¿Violencia doméstica ó sencillamente defensa propia? La respuesta la pueden intentar udes.

La tendencia actual pareciera ser la búsqueda tenáz, incesante y minuciosa de nuevos, ó viejos, tipos, ó arquetipos de "opresiones". Y opresores. Y esto tanto en lo económico, político, social, familiar, etc. Asi es como, el obrero se siente oprimido por el patrón, ó viceversa, el yerno por la suegra, ó viceversa; la mujer por el marido, ó viceversa; el hijo por los padres, ó viceversa, etc.,etc.

Creo que con tantas "liberaciones" nos estamos metiendo en "camisa de once varas", y creando otros problemas aún mayores, y donde nuestros hipotéticos "liberadores" terminan convirtiendose, a su vez, en nuestros opresores.

De ahí la reacción de aquel paciente, cuando recibió la cuenta del siquiatra que lo atendía, prometiendo liberarlo: - "¿Usted está loco? ¿Cómo me va a cobrar ésto?"

jueves, 3 de julio de 2008

El valor moral

Por Samuel Smiles ( 1812-1904) Escritor y profesor escocés.

"La tempestad nos hace ver la habilidad del marino; el valor del capitán se pone a prueba en el campo de batalla; y en los momentos de peligro es cuando aprendemos a conocer mejor a los hombres”. Daniel.

El mundo debe mucho a los hombres y mujeres de valor. No se trata aquí del valor fisico, en el que apenas somos igual al alano, quien no es considerado como el más discreto de los de su raza.

El valor que se manifiesta en esfuerzos silenciosos, aquel que osa soportar todo y sufrir todo por amor a la verdad y al deber, es más heroico que los hechos del valor fisico, que se recompensan con honores y con títulos, o con laureles a menudo empapados en sangre.

Es el valor moral lo que caracteriza la verdadera grandeza del hombre y de la mujer; el valor de buscar y decir la verdad; de ser justo y honrado; el valor de resistir a la tentación,y de cumplir con su deber. El hombre y la mujer, si no poseen esta virtud, no pueden estar seguros de conservar las otras.

Cada paso de progreso en la historia de nuestra raza se ha hecho en medio de las oposiciones y de las dificultades, y ha sido hecho y consolidado por los hombres intrépidos y valientes que guiaban a los otros en el dominio del pensamiento; esos hombres eran grandes inventores, grandes patriotas, y grandes trabajadores en todas las sendas de la vida. Puede ser que no haya ni una sola verdad, ni una sola doctrina, que no haya que tenido que luchar contra la retractación, la columnia y la persecución para hacerse reconocer. "En todas partes, dice Heine, donde un alma grande da vuelo a sus pensamientos, encuentra un Gólgota".

Many loved Truth and lavished life´s best oil,
Ami the dust of books to fined her,
Content at last, for guerdon of their toil,
With the cast mantle she had left behind her.
Many in sad faith sought for her,
Many with crossed hands sighed for her,
But these, our brothers, fought for her,
At life´s dear peril wrought for her,
So loved her that they died for her,
Tasting the raptured fleetness
Of her divine completeness!
(*)
(James Russell Lowell).

(*) "Muchos hombres aman la verdad y gastan el mejor tiempo de su vida entre el polvo de sus libros, esperando encontrarla; dichosos al fin, si por recompensa de sus trabajos, recogen el manto que deja tras si. Muchos la buscan en las tristes creencias. Otros con los brazos cruzados, la llaman con sus suspiros, pero estos, hermanos nuestros, lucharon por ella con peligro de su vida, amándola hasta morir, y conocieron un instante los deliciosos transportes que da su divina plenitud".