JEHAN
ALBERT VELLARD (1901-1996) fue un médico francés dedicado a la etnología (estudio de las
razas) que allá por los años 20 llegó a Sudamérica enviado por el Museo del
Hombre de París para hacer estudios de su especialidad entre las distintas
tribus indígenas de la región. Recordemos
de paso, que los estudios raciales tenían por aquella época en Europa, una gran
importancia y trascendencia debido a las distintas teorías en curso.
En 1931,
el doctor Vellard llegó al Paraguay y decidió hacer una incursión por el Alto
Paraná en procura de hacer contacto con los aché, más conocidos como
guayaquíes, una tribu de costumbres nómadas, muy primitivas, de los cuales muy poco se
conocía. Al acercarse a los dominios de los guayaquíes, Vellard y los hombres
que lo acompañaban, fueron recibidos con una lluvia de flechas a lo cual
respondieron los guías de Vellard con armas de fuego que provocaron la huída de los indígenas.
Al día
siguiente de ese episodio, los hombres hicieron un recorrido por los
alrededores, dónde encontraron efectivamente lo que había sido el asentamiento
de los guayaquíes con claras evidencias
de un abandono apresurado del lugar. Cuando los hombres de Vellard regresaron
al campamento traían colgando en un palo, atada de pies y manos con algunas
lianas, a una criatura que el etnólogo pensó en su primer momento se trataba de
un monito. Pero al examinarlo mejor, comprobó que en realidad se trataba de una
niña guayaquí que los hombres habían encontrado en el asentamiento abandonado.
Aquel trato provocó el enojo del francés que les hizo desatar a la criatura y
al final, pagándoles cierta suma de dinero, se quedó con la niña.
La
pequeña tendría unos 2 años aproximadamente cuando el Dr. Vellard la llevó a su casa –
por entonces él investigador vivía en el Perú -
donde junto con su madre, comenzaron a cuidar de la niña y a educarla de
acuerdo a las pautas culturales de un niño blanco de aquella época. Se dice que después de
algunos meses ya la niña había empezado a pronunciar las primeras palabras en
francés. Así fue como, al poco tiempo había aprendido el francés, y después
aprendería también el español y el portugués.
De esta
manera comenzó la nueva vida de quien sería conocida como Marie Yvonne Vellard,
y que, sin proponérselo, le sirvió al
médico francés para sacar sus propias conclusiones etnológicas, las que después
volcaría en sus muchos libros escritos sobre el tema. Otros estudiosos
franceses también investigaron el caso de Marie Yvonne por su relevancia
científica.
Pero
Marie Yvonne no fue solamente un “objeto de investigación”. Cuando ya
adolescente, comenzó a acompañar a su padre adoptivo en los viajes de
investigaciones y estudios que éste hacía, y así fue como llegaron en una
ocasión a Bolivia, más precisamente a la zona del Titicaca, para estudiar las
costumbres de los aimaraes. Allí los
nativos al principio se mostraron muy reacios a entablar contacto con un hombre
blanco, pero con la mediación de Marie Yvonne, quien les fue relatando su
propia historia, los nativos aceptaron finalmente que el etnólogo, con su hija
por supuesto, viviera un tiempo con ellos.
Fue en
Lima, Perú dónde Marie Yvonne realizó
prácticamente todos sus estudios, primarios y secundarios, los cuales completó
con cuatro años en el Instituto Riva
Agüero de la Universidad
de San Marcos, donde recibió el título
de Etnóloga, igual que su padre adoptivo, al cual continuó acompañando en sus
viajes de investigación, que los llevaron hasta Tierra del Fuego, en el sur del
continente e incluso al Artico.
Posteriormente
ella misma hizo sus propias investigaciones, aunque según dice la crónica, nunca
regresó a su Paraguay natal.
La
historia de Marie Yvonne Vellard fue motivo en muchas ocasiones de artículos en
distintos medios del mundo. En 1950 “El Correo de la Unesco” publicó un artículo escrito por el Dr. Alfred Métraux, rubricando sobre todo la importancia que tenía el caso de Marie Yvonne para demostrar la unicidad de las razas en cuanto a sus posibilidades de desarrollo y que las diferencias entre ellas no son más
que culturales. En 1966 la revista Selecciones le dedicó un artículo, que
dicho sea al pasar, fue el que me llevó a conocer e investigar un poco más sobre éste fascinante
caso de transvasamiento cultural. También el ABC de Paraguay le
dedicó un artículo el año psdo cuando se cumplieron 80 años desde que Marie
Yvonne Vellard, la niña guayaquí, entró en contacto con la civilización.