sábado, 11 de julio de 2015

Dos símbolos nefastos.




EN EL VERANO  europeo de 1998, visitamos con mi señora San Petersburgo. Para entonces, ya la URSS (Unión Soviética) se había desintegrado y bajo el gobierno de Boris Yeltsin se respiraba una saludable atmósfera de libertad. Visitamos, por supuesto el Hermitage, el famoso Museo y también la Catedral, donde, coincidentemente,  pocos días antes había sido enterrado el zar Nicolás II junto con toda su familia, a quienes los bolcheviques, por orden del mismo Lenín, habían asesinado cruelmente en la noche del 16 de julio de 1918.


POR muchos años nada se sabía - o por lo menos así se daba a entender - de lo que realmente había ocurrido con la familia Romanov hasta que, con la caída de régimen comunista, se pudo reconstruir la historia y después de ochenta años, una vez recuperados los cuerpos,  fueron sepultados con honores en la Catedral de San Petersburgo. 


RECORRIENDO la ciudad llegamos hasta dónde había una antigua iglesia católica - recordemos que en Rusia la religión predominante es la ortodoxa. Aquella iglesia estaba en reconstrucción y su aspecto era realmente deprimente. A primera vista se notaba su estado de abandono. 


LEYENDO la historia de dicha iglesia, nos enteramos que como tantos otros templos durante la revolución, la misma había sido ocupada y saqueada por los bolcheviques y  destinada posteriormente a servir de granero. Un incendio incluso había ayudado a su posterior deterioro. 


PERO, junto con ese edificio hay también una historia humana para contar. Seguramente que las  historias son muchas, pero me detendré en una de ellas, la cual se refiere al sacerdote que estaba a cargo de la iglesia. El mismo fue detenido,  llevado a Moscú, y después de algún tiempo,  fusilado por los bolcheviques. 


KAROL WOJTYLA, que llegó a ser el Papa Juan Pablo II, conoció muy de cerca,  tanto el despotismo nazi como las persecuciones y presiones de los comunistas en su Polonia natal. Por eso, con autoridad, podía decir que "las ideologías más perversas del siglo XX habían sido, tanto el nazismo como el comunismo", siendo sus seguidores, los causantes de las mayores tragedias del siglo. 


POR TODO ESTO, cuando vimos al Presidente de Bolivia, Evo Morales, entregar como obsequio al Papa Francisco una especie de crucifijo armado con una hoz y un martillo, uno puede legítimamente preguntarse si esto se hizo desde el conocimiento ó la ignorancia, desde la convicción ó la conveniencia, y/o desde la razón ó la sinrazón. 


LA HOZ Y EL MARTILLO es el maldito símbolo que llevó a una gran parte de Europa y del Asia a tener que soportar una de las opresiones más inhumanas que pueda recordarse y que provocó la muerte de por lo menos 60 MILLONES DE PERSONAS, sin contar los muertos de la 2a.Guerra mundial. 


PREGUNTO:  ¿esto es lo que Evo Morales pretende hoy resucitar e instaurar en Latinoamerica?

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