domingo, 31 de agosto de 2008

¿Qué hago con ésto?

El 29 de agosto p.psdo., cumplió 50 años Michael Joseph Jackson, o simplemente Michael Jackson, como artísticamente se lo conoce a este cantante, compositor y bailarín, nacido en 1958 en Gary, Indiana, E.U.de A.,"of course". Como muchos otros personajes, procede de una familia relativamente pobre, donde su padre Joseph trabajaba como operario de una fundición, y de donde procuraba sacar los recursos para mantener a una "pequeña tribu" compuesta de once personas en total. ¡Eran 9 hermanos!

No voy a entrar a discutir las cualidades artísticas de este personaje: primero porque no soy ningún experto ni autoridad para hacerlo, y además también, porque el sonido rock no me produce, en general, ninguna sensación agradable al oído, incluso en los días en que a causa de algún fuerte resfriado, tengo bien taponados los canales auditivos.

Debo admitir que el tipo, en ocasiones me ha resultado simpático, y al leer o escuchar el relato de sus excentricidades, no pocas veces me he divertido gratuitamente. No hay duda que estamos frente a uno de esos personajes que comúnmente llamamos, "un loco lindo", aunque en esto debemos ponerle cierto reparo, si es que las acusaciones de paidofilia que se le hicieron tienen algo de veracidad. Porque entonces ya dejaría de ser un "loco lindo", para convertirse en "un loco peligroso".

Una de las características de M.J. pareciera ser la búsqueda de la perfección. Alguna vez se despachó declarando que, si no "había alcanzado la perfección era por culpa del padre", lo cual no sería nada original en un mundo tan psico-analizado como en el que vivimos, y donde generalmente la culpa de nuestros problemas siempre la tiene "algún otro pobre infelíz", que termina siendo –otra vez,- aquel "chivo expiatorio" que las ceremonias judías sacrificiales legaron a la posteridad. En este caso, fue el viejo Joseph que tuvo "el privilegio de cargar con las culpas" de un hijo "casi perfecto".

Pero donde la búsqueda de la perfección, y del ideal, se ha manifestado de una manera dramática en la existencia de M.J., ha sido justamente en su propio cuerpo, el cual, (tomado como un objeto separado), al final, terminó siendo justamente el que ha pagado el precio de las excentricidad del muchacho "que lo habita".

Lo dramático, es que ese ideal de perfección, al final lo ha transformado en un verdadero adefesio, en todo el sentido de la palabra. Porque evidentemente, aquel muchacho de color, simpático y buen mozo que nos dejan las fotos de su adolescencia y juventud, se ha ido transformando gradualmente, gracias a todos los tratamientos químicos y quirúrgicos a que se ha expuesto, en una figura que no se sabe si es hombre ó mujer, y con un color de morocho desteñido, que nos deja una sensación de artificialidad, de tipo light.

Más allá de sus cualidades artísticas, es evidente que estamos frente a un personaje que por sus excentricidades, también ha dejado su impronta con ejemplos realmente llamativos de la forma con que los humanos logran distorsionar el uso de técnicas que usadas convenientemente, pueden ayudar a mejorar de alguna manera la calidad de vida de la gente. Pero que usadas inadecuada y caprichosamente, pueden echar a perder todo lo positivo que la misma naturaleza nos ha legado.

En definitiva, M.J., un personaje, como tanto otros, que después de alcanzar la fama y hacerse rico, no ha sabido que hacer con todo ello, e incluso mostrando una total desorientación en cuanto a las razones de su existencia y un desprecio absoluto por lo que la naturaleza – o Dios, según sean nuestras creencias,- nos ha concedido a todos, es decir, el cuerpo. Y sin el cual no existiríamos.

Igualmente podemos decirle: Happy birthday to you, Michael! (Y tomate una buena dosis de "ubicatex forti").

lunes, 11 de agosto de 2008

La violencia

Un signo de nuestro tiempo.

"Mientras estaban en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató". – Gén. 4:8

De este modo tan escueto describe La Biblia lo que sería el primer fratricidio. En el mismo capítulo, y describiendo seguramente una época tambien muy temprana de la humanidad, aparece la sgte. cita: "¡Escuchen bien, mujeres de Lamec! ¡Escuchen mis palabras! Maté a un hombre por haberme herido, y a un muchacho por golpearme. Si Caín será vengado siete veces, setenta y siete veces será vengado Lamec". (Gén. 4:23-24)

Si debemos elegir una palabra que de alguna manera describa la época en la cual estamos viviendo, esa es, VIOLENCIA. Vivimos en sociedades dónde pareciera que lo violento, lo agresivo, exuda por sus distintos poros.

La tenemos de todos los géneros: doméstica, política, étnica, mafiosa, vengativa, etc. Son tanto los casos que a diario se divulgan, ó que directamente somos testigos, que me ha parecido hasta irrelevante poner aquí algún ejemplo en especial, porque sería hasta superfluo hacerlo.

Es interesante notar que en el relato bíblico donde se describe la muerte de Abel a manos de su hermano Caín, no se da una causa determinante para ello. Se habla de que ambos habían traído "sus ofrendas", Abel, de animales y Caín, de vegetales. Habla de que Dios prefirió la ofrenda de Abel a la de Caín, pero sin explicar las causas para ellos.

Pareciera que esto serviría para ilustrar lo que ocurre también hoy en día, cuando se procura encontrar una causa al aumento de la violencia. Algunos lo atribuyen a los programas televisivos y películas, muchas de ellas, dicho sea de paso, de muy mala calidad, y dónde sólo se describen y presentan acciones violentas y hasta perversas. Lo mismo ocurre con muchos, de los llamados, video-juegos. Pero las causales de la violencia evidentemente son muchas más, y a veces muy difusas.

Por otro lado, pareciera que cualquier argumento sirve para desencadenar la violencia. En muchos casos, siempre se encuentra la "excusa perfecta para accionar el gatillo", y procurarse así la venganza por manos propias, argumentando hipotéticas ó reales injusticias, burlas, menosprecios, etc. Se crean de esta manera situaciones que en definitiva sirven para poner de manifiesto que nuestras sociedades carecen del más mínimo sentido de aquello que, hasta hace poco, llamábamos pomposamente civilización. (*)

Lamec, en el canto ya citado, exaltaba la venganza. Pareciera que la letra de aquella antigua canción sigue todavía hoy teniendo mucha vigencia entre nosotros, desgraciadamente. La actitud de Lamec estaba basada en que la violencia, (u ofensa), aparentemente era "recibida". O sea, Lamec, como muchos otros, no se consideraba violento, sino que simplemente "respondía a la violencia…con más violencia".

Decía el Maestro de maestros, algo que deberíamos continuar teniendo en cuenta si queremos romper la tendencia: "De la misma manera que queréis que os traten los hombres, tratadlos vosotros también a ellos". (Luc. 6:31)

(*) "Civilidad" = sociabilidad, urbanidad.