domingo, 13 de marzo de 2022

El fútbol no es "soplar y hacer botellas".

 

EL FÚTBOL NO ES “SOPLAR Y HACER BOTELLAS”.  

ME GUSTA utilizar esta expresión, cuando por ahí escucho o leo comentarios, tanto de “neófitos” como de “expertos” en la materia, intentando simplificar o explicar con sus argumentos, determinados resultados en el fútbol. Y esto ocurre no solo antes, sino durante y después de los partidos, con lo que serían, los análisis ya con el “diario del lunes”.  

TAL VEZ el caso más ilustrativo de esto, ocurrió en la ya histórica final del mundial de 1950, que desde entonces se conoce como el “Maracanazo”. El triunfo del local, Brasil, ya estaba determinado por casi todo el mundo, menos por un pequeño grupo de uruguayos que se resistieron a terminar siendo, “el pato de la boda”. El resto no es necesario reiterarlo, porque todo el mundo lo conoce.  

DOS semanas atrás jugaron en el Bernabeu, el local Real de Madrid con el equipo parisino, PSG. Era la revancha del partido de ida, jugado en París, y donde el entonces local había ganado 1 a 0. Un resultado que, hasta podríamos catalogar de “corto” por lo vista en la cancha. El partido en el Bernabeu, no podía haber comenzado mejor para el PSG, porque ya en el primer tiempo, se ponía en ventaja, lo cual significaba una diferencia de dos tantos, y que de alguna manera, ponía en números la diferencia expuesta en el campo del juego.  

PERO, - en el fútbol hay muchos “peros”, - de pronto el arquero del PSG, el italiano Donnarumma, comete un error y a partir de ese error, el equipo madrileño acorta diferencias. Porque ya estaba a un solo gol de igualar la partida y ahí, forzar el alargue. Pero aquel error de Donnarumma, fue como si hubiese contagiado a todos sus demás compañeros, sobre todo en la defensa, que empezaron a cometer también ellos, torpezas tras torpezas, lo que permitieron, que en pocos minutos, el Madrid por medio del francés Benzema, pasara a ganar 3 a 1 el partido, lo que, en lo global significaba un 3 a 2. Y, ¡adiós clasificación para el PSG!  

ES POR todos conocido, los dineros que ha invertido el Jeque Nasser Al-Khelaïfi, Presidente (dueño) del PSG buscando reforzar el equipo, contratando jugadores de gran prestigio – y costo -, como Neymar, primero y después Messi, buscando obtener el mayor título europeo en fútbol, como es la Champions League. Con esos dos “fenómenos” extranjeros, más la estrella local, Kylian Mbappé, el triunfo estaba poco menos que asegurado. Eso es lo que pensaban.  

FRENTE a este nuevo fracaso del equipo, se han abierto en el club parisino muchos frentes de batalla. Por su lado, el Presidente enojado con todo el mundo, - árbitros, técnico, jugadores, -  y por otro, están los ultras que le quieren aplicar la “Sharía” al Jeque mismo, haciéndolo responsable por esta “tragedia” que hoy embarga al PSG. Algo típico que ocurre, cuando en un tema tan complejo como puede ser un partido de fútbol, los fanáticos no toman en cuenta lo que un verdadero maestro del análisis, como era don Dante Panzeri, definía el fútbol como, “la dinámica de lo impensado”.  

POR mi parte, y a modo de conclusión, simplemente reitero el título de este comentario: “El fútbol no es soplar y hacer botellas”. El que crea lo contrario, pues, ¡qué siga soplando!